Por Julio A. J. Carrillo
En la editorial vamos a referirnos a la “Revolución Verde” que tiene suma actualidad con referencia a la crisis del campo.
Norman Ernest Borlaug (Cresco, Iowa, Estados Unidos, 25 de marzo de 1914) es considerado por muchos el padre de la agricultura moderna y de la revolución verde. Sus esfuerzos en los años 1960 para introducir las semillas híbridas a la producción agrícola en Pakistán e India evitó que millones de personas murieran de hambre. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970
Revolución Verde es el nombre con el que se bautizó en los círculos internacionales al importante incremento de la producción agrícola que se dio en México a partir de 1943, como consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas, concretadas en la selección genética y la explotación intensiva permitida por el regadío y basada en la utilización masiva de fertilizantes, pesticidas y herbicidas.
Las nuevas técnicas se fueron incorporando con posterioridad a otros países del Tercer Mundo, como la India (1965), al tiempo que se diversificó su aplicación a otros cultivos como el arroz o el maíz.
La importancia de esta revolución radicó en que mostraba perspectivas muy optimistas con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición en los países subdesarrollados.
Los resultados en cuanto a aumento de la productividad fueron espectaculares. En México, baste citar como ejemplo al trigo; su producción pasó de un rendimiento de 750 kg por hectárea en 1950, a 3.200 kg en la misma superficie en 1970.
Por ello, una cita de Norman Borlaug de 1972 es un elemento de análisis para la crisis del campo, ya que da un particular enfoque de la problemática, al decir:
“Cuando las recomendaciones son buenas, cuando son factibles y rentables el productor rápidamente las acepta. Los productores que buscan el progreso pocas veces lo encuentran en la investigación convencional que se les ofrece.”
“Cuando una recomendación no avanza y no se generaliza es común atribuir el fracaso a los propios agricultores, tildándolos de retrógrados o a las estructuras que frenan el progreso. Pero cuando las recomendaciones son realmente buenas los productores ganan dinero y la generalización será rapidísima.”
“Los funcionarios gubernamentales, científicos y burócratas mencionan abiertamente que el campesino es ultra conservador y que no aceptará los nuevos métodos. Los ultra conservadores son a menudo los científicos, más que los agricultores. Los campesinos son consumados economistas. Son magos que obtienen su subsistencia en condiciones bajos las cuales los investigadores, burócratas y políticos se morirían de hambre.”[1]
La temática puesta en la Revolución Verde se mantiene y es el problema de alimentar el planeta en el Siglo XXI, que fue planteado en la reunión de Tokio del G8 siendo tema de la jornada el alza de los precios de los alimentos. Esperándose un documento final en el que se anunciaría un paquete de ayuda alimentaria y fondos para invertir en el desarrollo agrícola de los países más pobres, como así también un nuevo acuerdo que reemplace al Protocolo de Kyoto.[2]
Como vemos, la cita indudablemente tiene vigencia en el problema actual del campo, el que sin lugar a dudas presenta muchos aspectos, pero de los cuales sólo mencionaremos dos, que muy difícilmente desaparezcan, cualquiera sea el resultado de la votación en el senado y estos son: la carencia de seguridad jurídica en el sector, entendiendo por tal que los operadores no pueden prever qué es lo que dispondrá la autoridad[3]; y el régimen de coparticipación, que está presente como telón de fondo y determina cuáles son los impuestos coparticipables y cómo se va a llevar a cabo. Todo lo cual se encuentra teñido de un manto político en vez de adoptarse criterios económicos y racionales, en un esquema federal en la asignación de funciones pero unitario en la generación de recursos, este resulta intrínsicamente ineficiente e inestable.[4]
[1] Política y Economía Nº 13. Editores Carlos García Martínez y Rafael Olarra Jiménez. Buenos Aires Abril 1972.
[2] Naciones Unidas http://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf
[3] Informe Nacional IDESA Nº 241, 13 de Julio de 2008 Bs. As.
[4] La Seguridad Jurídica y el Progreso Económico en Derecho Constitucional Económico Alberto Dalla Via Lexis Nexis, Bs. As. 2006.
El Dial.com - Suplemento Derecho Económico - Julio 2008
lunes, 4 de agosto de 2008
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